martes, 18 de febrero de 2025

YO NUNCA ESTUVE ALLÍ, NUNCA por GLORIA NISTAL

 Siempre estuve al otro lado

de los señores de la guerra.

Nunca gané nada con ellos,

ni con sus armas,

ni con el comercio de los seres desesperados.

Siempre me coloqué al otro lado

de los intereses que sólo siembran sangre.

Arranqué en cuanto pude el germen del odio

para que no fructificará en mi descendencia.

 

Yo nunca estuve allí, nunca,

pero a mis padres los reclutaron

y los colocaron y les dieron insignias y consignas,

banderas e ideales.

Y la guerra les tatuó dolorosamente el alma

y ocuparon un bando

sin apenas darse cuenta.

Ellos que sólo querían quererse en paz...

El torbellino sanguinario de la guerra

los arrastró y los lanzó al vacío

donde se perdieron

durante tres largos años de ignominia.

 

Yo nunca estuve allí, nunca,

porque tuve suerte

y nací cuando mi pueblo estaba

cerrando grietas, lamiendo heridas,

sanando cicatrices.

 

Yo nunca estuve allí, nunca.

Es verdad que no tiré ninguna piedra,

que no me posicioné hasta la irritación o la ira,

que no masacré, desprecié ni vejé

de alguna manera al otro,

al diferente,  al de otra raza,

al de otro pensamiento.

 

Yo nunca estuve allí, nunca.

Pero ¿Es acaso verdad que nunca hice la guerra?

¿O solamente es cierto que tuve el privilegio

de no haber estado en el ojo del huracán,

de no haber tenido la tentación del poder sobre los otros?           

 

Yo nunca estuve allí, nunca

y no quiero estar jamás

cerca de las ominosas máquinas

que se alimentan de fobia y prepotencia

y producen sombras sin sueños ni futuro,

vagabundos sin patria,

muerte y siempre muerte,

destrucción y más muerte.

 

No, yo nunca estuve allí, nunca. 


 







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