Te encarnaste en tierra cercana
por poco más de tres
lustros.
Sospecho que te enviaron
para colorear y recolocar
cada pieza
de mi puzle
desconcertando.
Tu falta me puebla
Desde hace casi un cuarto
de siglo,
¡qué exigua la presencia
qué gigante la ausencia!
Pero todo sigue en orden,
recordándote.
Se fueron contigo
cien proyectos binarios
y yo cumplo mis quehaceres
en la soledad de las
promesas.
Todavía hoy rastreo
reencarnaciones,
estelas, armarios y aromas,
mendigando
la huella profunda
de tu almario.
Te veo en los espejos de
los tuyos,
que hace tiempo son más
míos,
aunque están aquí por ti,
o tal vez ya por ellos
mismos.
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