que mi rostro desenmascarado
descanse en
duermevela en tu vientre
sobre tu piel de
clavelina.
Ha llegado la hora
del Goce,
del Regocijo:
Decid: ¡Viva el
Goce!
¡Viva el Regocijo!
Prendan fogatas en
las cimas de los cerros,
de punta a punta
del Continente,
en la cima de las
montañas rocosas,
en las simas de los
valles arenosos,
en las hondonadas
de los valles umbríos
de la selva más
tupida, en todo rincón,
que se prendan las
fogatas del Goce y del Regocijo
porque llegó la
época de la floración
de la alegría.
Todos: cantad a la
alegría, hermanos.
Mi dolor de tanto
tiempo
ha servido
para empezar a
cerrar el Broche de Oro
que de todas manera
debería llegar.
Yo he cumplido…y
sigo cumpliendo.
Cumplid ustedes
con apresurar la
llegada del alba
y ¡encended Entero
el Goce,
pleno y Entero el Regocijo!
©C.F.
De:
Wakonada (inédito).
Muy buen poema
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