Quien la
haya visto entiende que tras sus ojos bravos
Esconde
entera la dura belleza de su armónica esencia
Lo hace
sabiendo que de nada le valía su ser
Que sus manos encallecidas lijarían la piel
Aquella
piel…
En una
tarde de abril junto a las piedras y al mar
Viendo el
juego de las gaviotas al romper
En un
millar de colores ante el sol y la lluvia
Con un
final ya escrito
Con un nada
por dejar
Yo que la
viera jugando al borde del muelle
Con sus
largos cabellos agitados por el viento
Entendí que
su magra figura
Sería tal
vez la sombra de quien ayer
Entonara en
rima y versos
Aquellas
angustias que se suelen dejar caer
En
un momento de nostalgias y olvidos…
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