Envuelto
en banderas,
aún
verdes las praderas
estarás
siempre cantando,
combatiendo
dentro las tormentas.
No
existirá tregua alguna
ni
descanso cuando
tras
las plácidas lloviznas
anuncien
siempre sosiegos.
Mientras
desenfrenada la placidez
envuelve
con calidez y mimos
a
cada caminante que lleva
en
sus atados, ternura de mundos.
Será
día o noche
cuando
soleadas las calles
se
disfracen tumultuosas
sabiendo
tu retorno de luna llena.
Otros
tan lejanos, añorando
tal
vez su decrépita distancia
podrán
acabar brumoso y cano
porque
duele tanto las ausencias.
Cansada
la alborada
tratará
de guardar entre sienes
que
siempre será mejor el terruño
donde
la luz primera se precipitó.
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