lunes, 7 de enero de 2019

INCOLORO por FRANCISCO GARCIA SILVA



Cómo he quedado sin tus manos
echado en la orilla del mar
 en esta hora tan larga y transparente
 en la que todas las gaviotas duermen
y los áureos cangrejos buscan presurosos
el refugio lejano del silencio.

Una lágrima rosada veo caer
de tu amorosa inquietud hasta mi aliento.
Es que estoy con frío en esta noche
 en que la playa resuena tu ausencia
en el oleaje. Con frío y triste, tú lo sabes.

Y por eso llegas hasta mí
con el cano reflejo de la luna
 y echas tus brazos sobre mí
como anclas de vida interminable,
pero no puedo tocarte,
apenas navegar en tus ojos
sin rumbo, sin velas, sin navío.

¿Cuándo acabará esta oscuridad
en la que yago, la arena infinita que me cubre,
 la húmeda brisa tan salada?

Quédate conmigo
aunque el mar
nos moje el impalpable velo
con su filo eburno de espumosa lava.
No te vayas ahora
 que en el cárdeno confín ya se distingue
 la nave invencible de tus manos.

 Mamá


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