ÉL tiene la mirada de
un niño.
Sufre como un sauce
al borde de un rayo.
Su sombra tiene el
dolor de la sal
y habla desde el fondo
de la cólera.
Un día de luz roja
sabrá lo que su nombre
vale.
Se llama Mardoqueo
Lliullita
y no ríe:
Su dolor es mío
y el de los Andes.
Dios frente a él
es una puta
asomando su sombra
en el vacío.
(Para no llorar
y pedirme perdón
de una culpa
que no es suya
me regala diez gramos
de cocaína).
Y bebe sus cervezas
amargas
como bebe el galeote
su tasa de agua
sucia.
Y la noche prosigue…
© F.M.
De: KATÁLOGOS
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