Con fiereza
he enrostrado a todas las burlas…
Cual avispas
encrespadas
Han de
hundirse en la carne
Hacer nidos
profundos y
Cavar hasta
los huesos
Inyectar de
amargo ácido
Al caminante…
Ya las he
enrostrado fijándole la mirada
Retando sus
ojos rojos y labios fruncidos…
Después,
Al caer la
tarde,
He reído a
solas tanto y tanto
Que mi piel
yace ahora enredada
Entre la
alfombra
Un manojo de
flores y unos
Intensos
golpes de manos sobre el cajón…
Miro y vivo
una vieja parodia…
Más o menos lo que nos ocurre a todos.
ResponderEliminarUn abrazo poético.