Por aquí pasó la vida en la
jaca del gavilán
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Cargando las deudas de los
hombres las ropas raídas de los débiles
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Las manos y los guantes el
azogue y el cinabrio pasó la vida
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Llevaba una sombra a sus pies
y otra por delante como un ojo que tercia
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Y callaba con una mudez
provecta redundante y aciaga
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Callaba de cada uno su perdón
y su culpa cada barbarie cada sortilegio
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Escondía en su cofre de arena
del viento las cartas de amor
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Y las declaraciones de guerra
una batería de antojos y cerrojos
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Con todo ello y un abrigo de
piel de osos cuanto más veo más
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Andaba a los saltos porque
era coja y soberana de la noche
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Y cada vez que pisaba con el
pie vedado caían las estrellas sobre la tierra
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Y se producían partos y amaneceres
muertes y nuevas viejas ruinas
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Tenía un poder que le venía
de muy lejos de espejos consagrados
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Por los dioses de manecillas
de relojes de espanto que se devoraban
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A nuestros hijos como
nosotros nos los devoramos amén
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La vida andaba a los saltos
cuidando cada paso y nosotros colgábamos
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Del saco en el costado y
sacábamos la cabeza por la boca del saco
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Y apenas veíamos vistas
domiciliarias postales actores de reparto
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Y volvíamos a escondernos en
el interior del saco para consolarnos
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Y como nos golpeaba contra su
espalda de bronce crujíamos y nos quejábamos
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Así anduve en el saco de la vida por días sin cuento y noches sin vuelo
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Hasta que vine a caer en la
cuenta de que la vida es en serio
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Entonces amagué escaparme del
saco y logré que me pusiera las manos encima
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Y una vez que la vida te echa
las manos la vida pasa a tus manos
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Y unos se jacta de haberlo
intentado si colgar en continuado no es preciso
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