Cruzando por el
valle de las cenizas
me pierdo entre frondosas
ramas
ataviadas de
minúsculas lisonjas
y del barroco de sus
oropeles…
Las grisáceas flores
entre horas
juegan a contraviento
oteando las flamas
y aquel distante cristal
de agua…
Allí se acumulan
añejos montículos de silencio…
He llegado a ver
los despojos de mis
triunfos
que iluso miré rodar
cual frágiles guijarros
para frenarse allí
frente a mis pies…
Sentir cómo me cubre
ahora la ceniza
cómo me envuelve
cómo me ciega…
Dominado caigo
recostado muero
hasta que una tempesta
celeste de aire
dibuja por enésima vez
la ilusión de un
nuevo ser…
HERMOSO
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