En mi sala tengo un cuadro de Pollarolo
una mesa que es un bar y tres sillones de
color añil
También
un gran espejo
una pared tarrajeada con arena y un ventanal
por donde entra el sol que cae en el oeste
El
espejo copia la vida quieta de la tarde
muros viejos estirándose al calor
un gallinazo solitario en el azul
Poco
a poco el día va muriendo en las nubes
que arden en el
cielo
las sombras se
encaprichan
se estiran y trepan la pared
En la sala el sol golpea los vidrios que descansan
sobre el bar
su luz estalla en
los trozos de cristal
y el oro de sus
flechas secuestra el universo
Ahora es el momento en que el mundo se
torna inmaterial
No existe nada que pueda ya tocar
todo es solo luz estrellándose en mi piel
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