No puedo tirar mis
pasiones,
hay vitrinas indolentes que separan los sueños. Reconozco esta piel envuelta en selva con el verde virgen y profundo de la espera, con las sombras grises bailando en derredor, y el canto del zorzal dominando la escena. No puedo olvidar mis pasiones, con ese olor a mangle enfurecido que olfateo en tu espalda cuando te baño en las fuentes de la virginidad sagrada, rendida ante el panorama de la pureza de las rocas, con las manos que han tocado la selva que te abraza. Y la llovizna fina nos devuelve la sed de siempre, recordando la humedad de los pechos en faena, cada vez que amanece sobre la sierra, más allá del deseo incontrolable de soltar las cadenas. Es que las pasiones son la fuerza que le da forma a la vida. |
Belleza llamada poesía.
ResponderEliminarDeleité leerte, amigaza.
Cariños para ti, van en camino...