Que mis huesos se
extingan en el mismo foso
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Cual enredos del
alma
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No pienso ver rostro
alguno
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Ni sentir el temblor
de una flor
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Aunque llegue prendida
de tus dedos
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Ni la risa de
quienes recuerdan la tonta befa
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Como acostumbré
cerrar los días…
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Silencioso llegué
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Anónimo
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Sin pesas en los
pies
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Quiero entonces irme
desconocido
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Con la opaca máscara
cubriendo mis ojos
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Quiero que mis manos
se ufanen
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Moldeando una magra ruma
de leña
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O guisando en la
paila
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O bebiendo una copa de
pisco
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Pero eso
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Me dicen
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Fueron trazos de
vida
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Qué puedo decir si
aquella se extinguió
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Sin sentido alguno?
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Quiero entonces que
mis huesos se pierdan
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En el mismo hueco
con mi alma
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Aquella cuya certeza
perdí
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Aquella que entendí
cual arrebatado impulso
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De donde emergieron inquietos
poemas
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Algo de ilusión
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Y toda la alegría de
sentir tus pasos
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No lo sé
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Ya importa un carajo
hoy que me abandono
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Sobre la quieta
orilla
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De este río seco
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Sembrado de este dulce
adiós…
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