jueves, 31 de marzo de 2016

DULCE ADIOS por Ernesto Lobo


Que mis huesos se extingan en el mismo foso
Cual enredos del alma
No pienso ver rostro alguno
Ni sentir el temblor de una flor
Aunque llegue prendida de tus dedos
Ni la risa de quienes recuerdan la tonta befa
Como acostumbré cerrar los días…
Silencioso llegué
Anónimo
Sin pesas en los pies
Quiero entonces irme desconocido
Con la opaca máscara cubriendo mis ojos
Quiero que mis manos se ufanen
Moldeando una magra ruma de leña
O guisando en la paila
O bebiendo una copa de pisco
Pero eso
Me dicen
Fueron trazos de vida
Qué puedo decir si aquella se extinguió
Sin sentido alguno?
Quiero entonces que mis huesos se pierdan
En el mismo hueco con mi alma
Aquella cuya certeza perdí
Aquella que entendí cual arrebatado impulso
De donde emergieron inquietos poemas
Algo de ilusión
Y toda la alegría de sentir tus pasos
No lo sé
Ya importa un carajo hoy que me abandono
Sobre la quieta orilla
De este río seco
Sembrado de este dulce adiós…




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