No soy río,
No soy nube blanquecina, ni siquiera soy ave que remonta su vuelo y te deja en la orilla picoteando desganos. No soy lumbre en tu oscuridad, mucho menos agua que calme tu sed. Soy mujer, Inquieta mujer que tiembla cuando le das un beso, que llora por sus partos malogrados, Y ríe cuando acaricia el rostro de un ángel. Sí, soy mujer, muy mujer. Unas veces fuerte roble, otras débil zumbido de abeja buscando el néctar de la vida. Y me arrastro sobre las arenas de tu cuerpo, y suspiro inhalando tu aroma. Ese aroma que unas veces me embriaga Y otras me desquicia, cuando no reconoces los fractales que encierra mi corazón. Sí, soy mujer, complicada mujer de yeso. |
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