Está ahí esa sombra,
tu sombra.
Aparece cuando menos la espero.
Tiene navajas que laceran recuerdos,
Abre heridas viejas.
También me ofrece flores.
y las acepto,
la fragancia revive
aquel amor fuerte,
tan fuerte que duele todavía.
Es que se ha pasado la vida
y las mismas campanas repican desde
lejos
trayendo de la mano la melancolía,
viste el traje negro del abandono.
No te maldigo, no,
todo lo contrario,
en mis sueños te cubro de bendiciones
y humedezco tu sombra
con las lágrimas negras
de mi extravío.
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