Lima
es un imperio de soles
por
eso los mares del Callao saben a bronce
donde
los buques han aprendido
a ser
invisibles
antes
los ojos del aire
aquí bebí el arte de estar a solas
con el viento
adosé en mis hombros sus ensenadas
donde se corta el grito del tiempo
en
los muelles de Lima
inclinados
dioses venden
los
misterios del olvido
en
estas playas el silencio recicla
las
eternas alas de las gaviotas
por
eso las plumas bailan
tibias
y azuladas cumbias
en
derredor de los faros acallados por la sal
aún me creo solo porque mi solitud
es limeña
en el albor de esta primavera
septembrina
aunque
estas nieblas se posarán
entre
las sendas de mi ceño
tal
vez regresaré otra noche o ninguna
para
venderme a los acantilados
para
naufragarme en este puerto eterno y solitario
donde
las palabras esculpen profecías y ausencias.
En “Homenaje al
Perú”.
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