Volvemos a encontrarnos,
mi amor,
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al borde del abismo,
debajo del
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deslumbrante rayo,
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en el mismo lugar donde
hace tiempo
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reíamos y arrojábamos
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los dulces momentos
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por el gran remolino.
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No sospechábamos entonces
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que los días se
transformarían en años,
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y que los años llegarían a ser como
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en un cuento
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viejos camellos con
garras.
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Ni siquiera nos pasaba
por la mente
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que ellos irían a
carcomer día tras día,
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-sin parar y hasta el
final-,
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la arena movediza, por
debajo de los pies.
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En:
El Barrio Latino. Poemas
Traducción de Luis Raúl Calvo
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