Afrodita yace atrapada entre mis
brazos
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Perdida se balancea prendida de
las nubes
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En su estéril languidez
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Se mece de un extremo a otro
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Girando y callando entre sábanas
de inconcluso azul
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Bruñida de matices y perlas
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Ella cambiaría sus manos por
grandes
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Muy grandes alas
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Repletas de diminutos espejos
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Allí mi rostro
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El de los celadores
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Aquel de los curiosos que se
encaramaron por la ventana
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Todos reflejados
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Todos atenazados, apretados,
robados, fijos,
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Afrodita camina muy poco
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Dormita casi nada
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Cantaba bajo el agua repitiendo
vaguedades
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Así era ella
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Diosa esquiva entre los dioses
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Tal vez por ello la abracé
Con toda la suavidad posible
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Tal vez por ello besé sus ojos
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Tal vez, ya no recuerdo,
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Siempre tal vez,
Es por ello que me encogí de hombros
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La miré incierto
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Dejándome ir envuelto entre sus
alas…
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