Desnudo
cada hueso para avanzar ligero
por
las entrañas rojas de América total.
Oigo
un rumor lejano de potros y de Atilas,
un
contenido grito pugnando por brotar.
Apego
y desapego te nutren y me nutren,
una
contienda sorda rotando en tierra y mar,
albricias
y desprecios, espejos y misterios,
torrentes
y vacíos, ojeras de velar.
Me
acucian las preguntas de cómo, de qué forma,
podremos
todos juntos, unidos, al final,
lograr
el pleno día, ingrávido y celeste,
y
la primera noche, incógnita y boreal.
Enhiestos
los amorfos, valientes los cobardes,
desnudos
los soberbios, vestidos los sin pan,
cadenas
destrozadas a fuerza de justicia,
arpegios
trashumantes de música ancestral.
Recorro
cada parte buscando tus caudales,
tus
luces de esmeralda, tu ser, al fin, cabal,
esa
montaña erguida de cima dominada,
el
borbotón de espumas de blanca tempestad.
Y
mientras llega el tiempo de verte realizada,
mientras
vislumbro albores de unión y de equidad,
camino
tus cavernas, medito en cada roca,
me
planto en la llanura, te añoro junto al mar.
De
mi libro El sueño de los héroes, Buenos Aires: Ediciones El Escriba, 2011.
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