martes, 14 de octubre de 2025

SE LLAMABA GRISELDA por HUGO E. LEGUIZAMÓN

 


Conocí algo de su vida
por casuales referencias
Alguien me dijo una vez
que amaba el clasicismo
y era devota de Mozart

su estilo e inmortal legado

Más tarde supe
que solía sentarse
al piano, en la sala
de una vieja casona
ya demolida, allá, 

por Honduras y Serrano...
Barrio de Palermo Viejo

Así, rememorando
pasados instantes
que no tuve en cuenta

en su momento;
una tarde de otoño
al volver del trabajo
aún entre dudas,
asombro y ansiedad
detuve mis pasos
Allí, en el piso primero
y desde un ventanal
semiabierto, oí los
acordes de un piano
que me cautivaron

Alguien desconocido,
ejecutaba el célebre
"Rondó Alla Turca"
de aquel insigne maestro

Extasiado e inmóvil
permanecí hasta el final

 

Ya vuelto el silencio
y la sala oscurecida; 
lento y meditabundo 
me retiré del lugar

De ese modo, día tras día 

fui adentrándome
en su arte
hasta que un fortuito 

e inesperado encuentro 

me puso frente a ella
Hablamos, y le confesé
mi admiración
por su modo exquisito
de interpretar
bellas páginas del gran
Amadeus...también
mi predilecto

Con tierna y conmovedora humildad, me agradeció

aquellos minutos que mutuamente nos dimos
Luego, durante la ocasional

despedida vi algo en 

su mirada

que no logré definir... 

Dejándome pensativo


Hoy, 11 de Mayo,
una semana más tarde
y al regresar del trabajo,
con gran dolor y pesar
supe la infausta noticia
de su repentina muerte

Se llamaba Griselda
"Mujer gris, de gran
fortaleza"
-Su oculto significado,
    memorial registro-

Y aquellos ojos pardos
de sostenida mirada
Las manos al teclado
que en cada acorde
parecían requerirme
desde siempre, 

y referir algo esencial
cual íntima, secreta
empatía sin palabras...

Para mi, pese a la pérdida 

irrecuperable, 

fue un episodio

profundo y trascendente

que muy hondo me marcó 

 y jamás podré olvidar...

¡Aquellas, 

sus últimas notas

vibrando en mi corazón! 

 







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