jueves, 2 de octubre de 2025

OCHO DE MARZO por GLORIA NISTAL

 Ocho de marzo, 2024

y algunas mujeres siguen

en sus rincones,

tapándose la cabeza con los brazos,

asustadas,

como alimañas perseguidas,

llenas de heridas.

 

Viví en África un lustro,

estuve en África cien veces.

Un día fui la única mujer blanca

en las remotas tribus del valle del Omo.

Allí presencié

tradiciones ancestrales,  

allí las mujeres reclamaban latigazos

que dejaban su espalda deshilachada

entre surcos rojos

y esa competición de sangre

era el talismán que el varón necesitaba

para salir airoso en sus ritos de hombres.

 

Poligamia, ablación, veladuras,

sombras en negro

que aprenden a caminar

entre celosías incapacitantes,

a unos pasos de quien ostenta el poder

de tomar las decisiones.

Anulación, anulación

minusvalías que se graban a fuego  

en la propia mente de las mujeres

hasta convencerse de sus incapacidades,

de su necesidad de dependencia y protección.

 

Ciudadanas de segunda

que viven con permiso de sus hombres,

padres, maridos,

hijos a los que alojaron en su vientre

y ella mismas moldearon para ser sometidas.

 

¿Y qué está en mi mano

de espectadora de lujo?

Mirar, solo mirar,

ser testigo horrorizado y silencioso.

 

Ocho de marzo, 2024,

tantas responsabilidades,

tanto por hacer.

Este día, sin duda alguna,

y para mi pesar,

Sigue siendo necesario.  







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