domingo, 14 de septiembre de 2025

QUÉ SABEN ELLOS por TOYA GERBOLINI

 Escucho las noticias:

Sirena de ambulancias

Accidente en el Viaducto

Incendio en Chalco

Salvaron la vida al suicida

SEMEFO confundió un cuerpo

Patrulla en balacera

Romería de niños dios

Vacunas

Covid

Omicrón.

 

Mundo de mentira,

clavos en mi mente,

ignorantes marionetas,

conocen las manos que las manejan.

 

Cuántas veces

escucharé lo mismo.

 

Qué saben ellos

de poetas y danzantes,

de músicos y tejedoras,

de cielos color fucsia

y de la lluvia que no moja.

 

Qué saben ellos

del arcoíris en Choquequirao,

del azul de la muyaca

y del rojo de la cochinilla.

 

Qué saben ellos

de las carcajadas de mi nieto

y el ronroneo consolador

del gato de mi vecina.

 

Qué saben ellos

de calzados agujereados

en peregrinación

a la gruta de la Virgen,

de los callos en mis manos campesinas

que les dan de comer,

del olor mi llama,

olor a Sierra.

 

Qué saben ellos

del oído sordo que escucha,

de la ceniza del ave fénix

y del viaje en columpio.

 

Qué saben ellos

de la sonrisa de mi perro,

de la voz del charango

y del silencio de la quena.

 

Qué saben ellos

de ese tronco caído

que vivirá para siempre,

de la alegría de las letras

tras las rejas oxidadas

y de pies deformes

embriagados de Tchaikovski.

 

Qué saben ellos

de su mirada que dejó en el papel,

y las mariposas en mi estómago

treinta años después.

 

Qué saben ellos del beso que te di

en el alto de Avenida Gobernadores

y Paseo del Conquistador.

 

Qué saben ellos de la libertad

del cóndor en cautiverio

y del revés en sus propias vidas.

 

Qué saben ellos

de hadas y gnomos

y del lenguaje de la tierra.

 

Qué saben ellos

de la libertad del que nada sabe.

 

Qué saben ellos

de trenes eléctricos

y caballitos de madera,

de carruseles sin fin

y papalotes en el infinito.

 

Qué saben ellos

del lenguaje de los niños despiertos

y del silencio de su caminar.

 

Qué saben ellos

de las cadenas desechadas

tiradas a la basura,

de los latidos de un corazón

en la cima del Ausangate,

del cosquilleo

en la punta de los dedos

al alcanzar las estrellas

en una noche sin luna en Huaripampa.

 

Qué saben ellos

del sonido de libertad

y del coro de esclavos despiertos

de los héroes silenciosos

y de la sedición creadora.

 

Qué saben ellos

del todo y la nada

en aquella montaña

en la cima del mundo.

 

Qué saben ellos

de su propia podredumbre

en el pensar sin pensar.

 

Sí lo saben.

Y callan.

 







1 comentario :

  1. Intensas e interpelantes letras.
    Gracias por la llamada a la respuesta reflexiva, apreciada poeta.

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