Huyo
como las viejas glorias,
huyo
del desasosiego,
del tormento
sin éxtasis
de vivir para el momento
arrasadoramente
presente.
Huyo para encontrar el refugio
de tu sonrisa,
huyo porque en mi vecindario
solo existen
las verdades superfluas
y yo necesito quedar
como las cicatrices
que devinieron ombligos.
Huyo con mi caballo anciano,
todavía alado,
que me ayuda
a superar los acantilados
del camino.
Huyo y aún respiro
rebelde, indómita
y voy buscando santos griales,
utopías
aún…
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