Permíteme amor
|
cerrar las puertas
|
con cerraduras de oro.
|
Sellarlas todas
|
y encender las lámparas.
|
Quede esta noche
|
la casa iluminada,
|
mientras me despojo
|
de todas las ropas.
|
|
Observa en mí, vida mía
|
las cinco señales.
|
El rostro enrojecido,
|
las orejas calientes,
|
la nariz sudorosa,
|
los pezones erguidos,
|
la voz dulce,
|
lujuriosa e intensa,
|
las cuevas rojas
|
manantiales ardientes
|
y los pies del loto
|
levantados hacia los cielos.
|
|
Ven aquí amor gentil,
|
iniciaremos la cópula festiva.
|
Enciende con la punta de tu jade
|
toda la lujuria de la piel
|
a propósito en la profundidad de los valles
|
penetra hasta lo más profundo
|
desborda los canales.
|
|
Cerraré los ojos
|
y asomará la lengua inquieta
|
para que mientras me mires
|
avances y retrocedas.
|
Elévame amor al éxtasis
|
insaciable de esta agonía,
|
en donde el tiempo
|
nunca venza
|
al esplendoroso sable.
|
|
La bola roja late
|
bañada en mieles
|
y el gran colmillo mojado
|
de aceite de castaños,
|
de derecha a izquierda
|
despacio, de prisa,
|
en libre danza del sexo
|
y de placer inmenso.
|
|
Que el tiempo longevo
|
no desgaste
|
al enorme árbol,
|
ni erosione las bases
|
erguidas del templo
|
Ven amor,
|
comienza de nuevo
|
marca el paso
|
que los hierros
|
nunca se quiebren en el acto.
|
GRACIAS POR COMPARTIRLA MI BUEN AMIGO, CARIÑOS.
ResponderEliminar