Pudiste ser un príncipe
normando
Púrpura capa lanza
en ristre caballo blanco blanco)
Y yo señora de las
flores con el vestido azul aquel
En un mercado de Cleveland abril del treintayocho
…y
nunca nos habríamos mirado
Tal vez hubieras sido un viejo pescador de Alejandría
(la barba densa grabados
los veranos en tu barca)
Y yo secretaria austera de un juzgado en Reims
Con mis tacones bajos muy lánguida
…y
nunca nos habríamos mirado
¿Y si fuiste cazador de pumas en la selva del Brazil
y yo pastora muda de ovejas en el Tíbet?
¿Tú prior de un convento…
Yo la puta secreta de un obispo romano?
¿Tú astronauta sonriente de Moscú y yo
la eterna virgen de un balcón en Salamanca?
¡Seguro
que nunca nos habríamos mirado!
Todo lo dicho parece absurdo fragmentado
Apenas coincidencias literarias de contrarios
Porque tú estas en este tiempo a esta hora temprana
un domingo de sol al frente de mi vida en un supermercado
escogiendo las
manzanas más rojas para mi.
De: “Poemas urbanos” en
“La poesía nos une”. Selección Marita Toriano. Carpe Diem Editora.
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