Llega la hora en que el pétalo
desmerece y cae.
Y así también el hombre.
La flor se ampara
en la dignidad de su función
y el hombre, a veces…
Los pétalos se abren al sol,
a las mariposas, las abejas.
El ojo humano toma ventaja
y su retina refresca.
Los pétalos se pliegan
a la hora de ir al cielo
y calladamente se van extinguiendo.
Esperar entonces a que otras flores
con vistosos pétalos surjan
para las mariposas, las abejas,
y tal vez,
el hombre.
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