Por
el barranco de nieve
mis
ojos miran su aceite,
olivares
de mi campo,
de
mi campo siempre verde.
Les
llegan viento de mar
pero
no buscan sus peces,
que
buscan sombrías manos
con
sus bastones de muerte.
Que
como flautas le cantan
al
cimbreo que los mecen
y
en quejido de silencio
a
sus ramas estremecen.
Y
van soltando una, a una,
las
hijas de su simiente,
negros
ojos de aceitunas
molidas
hasta los huesos,
se
vuelven oro caliente.
Bajo
copa del olivo
van
recogiendo mujeres
en
sus capazos de esparto,
frío
y pañuelo en sus sienes,
el
fruto que da con parto
mi
Andalucía... ¡que quieres!
C.ROMÁN (Poemas Lorquianos octosílabos)
( © Derechos
Reservados )
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