lunes, 11 de abril de 2016

DE [zen] ti – ERRO por César Delgado Guembes


Нет ниуеґо более фантастиуного, нежеди сама реалбностб 
Fiodor Dostoiewski
  

Se me quemó en la metafísica el basalto mágico de la pestaña
cuando oí por primera vez  que según el blog pérfido muerto estoy
y que de puro cactus terco me rehusé a morir la teoría de la baba;
¡nada salva la mandrágora en la pétrea risa del cadáver!
nada si el helado de cianuro se consume en el arañazo de la hipodérmica, como momia rusa que a litros seca su ácida entraña entre quebradas.

  Es que escuché al ángel decir que estoy muerto como chorizo gallego,
que de puro terco niego la avalancha de la adúltera arruga en la ceniza,
y que a tanto llega la altanera porfía en el clarín de mi jurásica mentira
que me ven vivo entre las vesículas espesas de la espinosa niebla
aun cuando recuerdan mi muerte lejana en la nuez atorada por el tiempo.

¿Será que la ouija intermedia mi memoria cuando sutil el ojo aguaita?
¡tanta risa en la compañía! ¡tanta tristeza en su ausencia próxima!,
¡son los mismos ojos que me miran con los dedos cortos de la primavera aunque vaya apagándose la luz en el invierno hostil de sus efectos!

 ¿Por qué la seca oreja escucha el despecho de Rubén en el banlieue
cuando asegura el grito de sus pelados dientes esta noche de casuarina
que muerto quedo como berenjena mora en la raíz zen del fierro?

¡Qué tal encuentro y desentierro! ¡Caer en cuenta que morí en noche de paella!
¡Celebremos entonces con vino de sapo y cerezas libias en lava y yerro!


¿Serán lecho de incesto con la hija de Jairo en el desconcierto psicodélico?



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