En ese cortijito blanco
entre la parra y espino.
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Donde lomas coloradas
están bordadas de olivos,
y en sus veredas compiten
las malvas con los jacintos.
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Donde la luna morena
es novia del toro zaino
y calma la sed de ella
en los estanques del río.
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Allá entre cañaverales,
te espero cariño mío,
a que me quites las penas
y me siembres de suspiros.
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Que mi cuerpo está
pidiendo
junco fresco, rojo lirio,
plata de arroyos y espejos,
cuerpos en limo tendidos.
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Que de hoguera arde mi
carne
como un volcán encendido
y quiero que tú lo apagues
con el chorro de tu brío.
|
¡Ay! como te quiero y
tiemblo.
Sólo con el pensamiento,
!Estoy perdiendo el sentido!
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Donde lomas coloradas
están bordadas de olivos,
y en sus veredas compiten
las malvas con los jacintos.
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Donde la luna morena
es novia del toro zaino
y calma la sed de ella
en los estanques del río.
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Allá entre cañaverales,
te espero cariño mío,
a que me quites las penas
y me siembres de suspiros.
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Que mi cuerpo está pidiendo
junco fresco, rojo lirio,
plata de arroyos y espejos,
cuerpos en limo tendidos.
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Que de hoguera arde mi carne
como un volcán encendido
y quiero que tú lo apagues
con el chorro de tu brío.
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¡Ay! como te quiero y tiemblo.
Sólo con el pensamiento,
!Estoy perdiendo el sentido!
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Donde lomas coloradas
están bordadas de olivos,
y en sus veredas compiten
las malvas con los jacintos.
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Donde la luna morena
es novia del toro zaino
y calma la sed de ella
en los estanques del río.
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Allá entre cañaverales,
te espero cariño mío,
a que me quites las penas
y me siembres de suspiros.
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Que mi cuerpo está pidiendo
junco fresco, rojo lirio,
plata de arroyos y espejos,
cuerpos en limo tendidos.
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Que de hoguera arde mi carne
como un volcán encendido
y quiero que tú lo apagues
con el chorro de tu brío.
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¡Ay! como te quiero y tiemblo.
Sólo con el pensamiento,
!Estoy perdiendo el sentido!
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Donde lomas coloradas
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están
bordadas de olivos,
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y en
sus veredas compiten
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las
malvas con los jacintos.
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Donde la luna morena
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es
novia del toro zaino
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y
calma la sed de ella
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en los
estanques del río.
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Allá entre cañaverales,
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te
espero cariño mío,
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a que
me quites las penas
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y me
siembres de suspiros.
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Que mi cuerpo está pidiendo
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junco
fresco, rojo lirio,
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plata
de arroyos y espejos,
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cuerpos en limo tendidos.
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Que de hoguera arde mi carne
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como
un volcán encendido
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y
quiero que tú lo apagues
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con el
chorro de tu brío.
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¡Ay! como te quiero y tiemblo.
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Sólo
con el pensamiento,
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!Estoy
perdiendo el sentido!
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