Porque ya no puedo ir
a un teléfono público y pensar en ti,
ni recostar mi cabeza
en los árboles y las telarañas
de la Ciudad.
Porque ya no puedo buscarte
bajo las piedras
como la tarde del mundo derruido
detrás de unos lentes oscuros,
ni puedo soñar con una taza de café negro
entre tus ojos rosados.
Porque ya no puedo hacer otra cosa
que retener en la punta de las pestañas
algo
como
un mal pensamiento infantil,
y echarme a andar
solitariamente
protegida
De: Para encontrar
en una plaza de Lima. En “La poesía nos une” selección de Marita Troiano. Carpe
Diem editora.
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