Llevar tanto vacío colgado a la
espalda
con la
rigidez de los brazos que
ya no se alzan a recoger las últimas nubes
allende las perdidas
sombras de la ciudad
aquellas que
en lentitud se confunden
como el
amargo recuerdo
de lo que ya
no será…
Proseguir la
marcha sabiendo que
tierras abajo
en el
pedregal
o aun
por la
rompiente
ya no estará aquella
brillante estrella
que en
alocada fuga se perdió
por entre los
pantanos oscuros
de la
nostalgia…
Con un dolor
de alma clavado
en este hacerse
camino
volver el
rostro
para entender
lo perdido
lo que allá quedó
bajo las
tejas y el alar
tras el entreverado
ramal
que en
silencio se extiende
entre el
horizonte
y la luz
matinal…
Volver ahora el
rostro
para ver los
pasos marcados
por un adiós
esquivo y sin final…
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