jueves, 21 de enero de 2016

Sarcasmo asesino por Carmen Amaralis Vega Olivencia


Las madrugadas tibias han dejado de existir,
Por las noches las bocas vomitando puñales.
Todo se ha detenido.
Privados de esperanza cuentan las horas
protegiéndose de los dientes afilados
de la ira.
No desean reconocer las culpas,
aceptar las manchas negras del error.
Aquellas palabras lastimaban, bien que lo sabían.
Dolía el sarcasmo,
Gelatina pegajosa que ciega,
culebra enredada en los pies,
paralizante toxina para el destino en común.
Se detuvo la ruta.
En pedazos grises el amor
y un diluvio cortante lacerando la esencia de la pasión.
Imposible el perdón,  lo saben.
Se apagó para siempre el fuego.
Ya no arde.
No más madrugadas entre abrazos tibios.
El sarcasmo asesino quebrantó a la razón.




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