A las cinco de la tarde
sobre la tibia arena turbia
reposan los caracoles y manjares
las olas en rítmico oleaje
estrellan piedras y vientos.
Las adorables nereidas
sacuden suavemente
los botes de los pescadores
coquetas ellas
se internan en sus celestes aguas
al compás de su canto marino.
El arrecife blanco de verano
pieza terca de la naturaleza
testigo leónico
imantado de corales rojos
atrae a los aventureros
en busca de riesgos
y riquezas.
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