lunes, 9 de noviembre de 2015

Octubre 7 por Ana María García Silva


a mis compañeras del “Saint Mary”



Quien iba a decirnos que algún día en el peso efímero del recuerdo volverían a la vida aún latiendo
las horas estampadas en
el almidón blanco de los cuellos
el rincón de las boinas verdes
los cuadernos
o el silencio aburrido de las aulas

Entonces ausentes del espacio y del tiempo y de la muerte
era todo sereno, todo elocuente, el amor llano, y pasajero el llanto
seguro el pan, el cielo cierto,
y el mundo, todo el mundo, nuestro
poseído en el cuerpo y en las alas de espuma que apenas percibía algún viento lejano
algún inofensivo viento

Hoy volvemos, con las manos ajadas y el cansancio a la vista, a buscar a ciegas
el olor a tinta que quedó engastado en los toscos asientos cotidianos
hoy volvemos
a buscar a ciegas
el calor de una risa cualquiera o el remoto trajín de unas voces amigas
hoy volvemos
nada está perdido

Abre la carpeta y desata el hilo que nos da sosiego
allí está la soga… ya llegó el recreo.



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