a mis
compañeras del “Saint Mary”
Quien iba a
decirnos que algún día en el peso efímero del recuerdo volverían a la vida aún
latiendo
|
las horas
estampadas en
|
el almidón
blanco de los cuellos
|
el rincón de
las boinas verdes
|
los cuadernos
|
o el silencio
aburrido de las aulas
|
|
Entonces
ausentes del espacio y del tiempo y de la muerte
|
era todo
sereno, todo elocuente, el amor llano, y pasajero el llanto
|
seguro el pan,
el cielo cierto,
|
y el mundo,
todo el mundo, nuestro
|
poseído en el
cuerpo y en las alas de espuma que apenas percibía algún viento lejano
|
algún inofensivo viento
|
|
Hoy volvemos, con las manos ajadas y el
cansancio a la vista, a buscar a ciegas
|
el olor a tinta que quedó engastado en
los toscos asientos cotidianos
|
hoy volvemos
|
a buscar a ciegas
|
el calor de una risa cualquiera o el
remoto trajín de unas voces amigas
|
hoy volvemos
|
nada está perdido
|
|
Abre la carpeta y desata el hilo que nos
da sosiego
|
allí está la soga… ya llegó el recreo.
|
0 comentarios :
Publicar un comentario