A la Humanidad
¡No quisiera
morirme
sin haberte
entregado el mensaje profundo
de certera confianza,
anhelosa de darse
y a torrentes
volcarse
sobre el
complejo mundo!
No quisiera ¡Es
preciso
que se escuche
el repique
y que caiga la
venda
de materia
engañosa, para que cada alma
logre la propia
calma
al brindarnos
su ofrenda!
¡No quisiera
perderme
en el mar
gigantesco, pues el tiempo que acucia
nos remata
silencios en la boca y los sueños!
¡Quiero darte
mi empeño
sin mezquina
minucia!
¡No quisiera
dejarte
sin sentir el
contacto con la vida que avanza
por azul
continente del espíritu libre
y que tú,
Hermano, vibres,
tras el mismo
legado de la humilde Esperanza!
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