Del Editor

… "Íbamos a vivir toda la vida juntos./ Íbamos a morir toda la muerte juntos./Adiós. No sé si sabes lo que quiere decir adiós. / Adiós quiere decir ya no mirarse nunca, / vivir entre otras gentes /reírse de otras cosas,/ morirse de otras penas. MANUEL SCORZA. Poema Serenata. "

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Del Editor

"Íbamos a vivir toda la vida juntos./ Íbamos a morir toda la muerte juntos./Adiós. No sé si sabes lo que quiere decir adiós. / Adiós quiere decir ya no mirarse nunca, / vivir entre otras gentes /reírse de otras cosas,/ morirse de otras penas. MANUEL SCORZA. Poema Serenata. "

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"Íbamos a vivir toda la vida juntos./ Íbamos a morir toda la muerte juntos./Adiós. No sé si sabes lo que quiere decir adiós. / Adiós quiere decir ya no mirarse nunca, / vivir entre otras gentes /reírse de otras cosas,/ morirse de otras penas. MANUEL SCORZA. Poema Serenata. "

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"Íbamos a vivir toda la vida juntos./ Íbamos a morir toda la muerte juntos./Adiós. No sé si sabes lo que quiere decir adiós. / Adiós quiere decir ya no mirarse nunca, / vivir entre otras gentes /reírse de otras cosas,/ morirse de otras penas. MANUEL SCORZA. Poema Serenata. "

Del Editor

"Íbamos a vivir toda la vida juntos./ Íbamos a morir toda la muerte juntos./Adiós. No sé si sabes lo que quiere decir adiós. / Adiós quiere decir ya no mirarse nunca, / vivir entre otras gentes /reírse de otras cosas,/ morirse de otras penas. MANUEL SCORZA. Poema Serenata. "

martes, 26 de noviembre de 2013

Vacío menor por Claudia Cáceres


Sentarme, un día más, mirando esa pared, y esta presión en el oído…

…Duele. Tras la ventana, que se desdibuja a mi espalda, hay seres.

Otros.  Los desconozco pues el gris me los impide.

Aquí adentro, oigo voces al unísono: sonido distorsionado, difuso e incoloro.

Significa ya nada… no aves, no agua, monotonía.

 

Mancha amarilla plasmada en esa pared,

Triangular por azar, ¿de pintura o añejo papel pegado?

Inerte ahí, en la esquina izquierda, aburrida.

No, no lo es. Ella tiene la vista libre hacia la ventana, al mundo externo, al silencio,

La observo fijamente:

 

Antiguo caballero impermeable y sombrero de papel,

Cabalga a paso simple, sin llegar a mí, ni a la ventana,

Atrevido ignorante, ignorando (me) la vida fuera de aquí.

¡Quieto, quieta! ¿Dónde estuvo todo este tiempo? Fija, aquí.

 

Si sol ni lluvia otoñal, parada en el mismo rincón desde sabe quién o cuando.

El ancla en mi cabeza, en mí oído pesa… duele, me impide voltear hacia más allá,

Entonces grito. Más voces insignificantes, sin rostros, y me pregunto:

¿Acaso soy real? ¿Es la mancha amarilla un caballero real?


 

Vaso de cicuta por Carmen Amaralis Vega


Tres pasos sin voltear la mirada,
Y quedó mi espíritu sin fuerzas,
Atravesaron surcos  en mi rostro,
Envejecí de pronto
y casi sin alma proseguí mi camino.
Seca, fría, inerte.
Tres pasos en reversa,
y  toda  una vida
se acomodó en mi cajita de bronce y ébano.
Ébano negro como el dolor de ausencias.
Ausencias para siempre.
Tres pasos y me bebí tu adiós
en  un vaso de cicuta fresca.
Solo espero que el cofre de ébano florezca.

martes, 19 de noviembre de 2013

MI VIDA por Liliana Viacava

Mi vida anochecía y eran sombras,
las voces ardorosas de otros días.
Y fuiste manantial en el oasis,
de desoladas horas de la vida.

Me diste el canto el color y el beso,
luces, luceros de melancolía.
Ardió en destellos la esperanza ufana
voló en palomas la tristeza mía.

Y te quedaste para siempre mío
en locos sueños de mi arquitectura,
en los que labro los recuerdos tuyos
cuando decías que tú me querías.

Poesía por Teresa Palazzo Conti


 
 
Que la poesía te roce
con la magia en la piel y el entrecejo;
que te embriague en palabras descarriadas,
que disponga de ti.
En tu costado más herido
hará su cama pegajosa,
una cuerda de pan y algunos besos,
la idea del amor
en el desarmado rincón de las plegarias.
Que la poesía
te descubra en tus propias cavernas;
la mentira severa en tus orillas;
camuflada,
extraordinaria,
y su voz y tu sed,
y tu casa de argumentos con su techo tiznado
en medio de la angustia;
tu desvío y su corona
de signos sanadores;
el azúcar del cielo prometido.
Que la poesía
se instale en las arrugas del papel
entre borrones ancianos
y en el centro de tu negación
asesine la máscara.
 
©Teresa Palazzo Conti
 
 
 

martes, 12 de noviembre de 2013

Mi diosa Por Omar Monroy


Dedicada a Diana de Socorro y a Diana de Barichara, presentadoras del I Encuentro Internacional de Poetas La Casa del Viento,  agosto 2013, Colombia.

 

 

Tu nombre

permanece escanciado como un exquisito vino

en la biblioteca de mis sueños.

 

Mi pequeña diosa de Colombia

de vez en cuando te cateo en mis sueños preferidos

para volver a soñarte una noche entera.

 

Tu sonrisa nívea y melancólica

como las cautivantes calles históricas de Barichara

se asoman en el amoroso trinar de tus pájaros que

alborotan las mañanas

y en tus mágicos árboles que se mecen en las manos

del viento serrano.

 

Barichara será Diana

en la memoria perenne del tiempo que bellamente

te resucitará una y otra vez

para no olvidarte mi Diana del Socorro

mi Diana de Barichara.

 

ORACION A MACHU PICCHU por Manuel López


Piedra

Piedra

Piedra sobre piedra

colosal ciudadela

Machu Picchu

que guardas en tus entrañas

el quipu de nuestros dolores

madre piedra

esculpida de ensueños

fortaleza de brazos

que forjaron gran Imperio

en las Alturas.

 

 

 

 

 

 

Piedra

Piedra

Piedra

colosal vigía

paciente compañera de los tiempos

guardiana del tesoro

de los Incas.

 

Piedra

Piedra

Piedra sobre piedra

recorro tu constancia

admiro tu cosmogonía

bebo de tu naturaleza

y

me uno a ti

madre piedra

de las piedras

ato las manijas del Intihuatana

para saludar al Padre Sol

me siento en tu Palacio mágico

de Roca Sagrada

bloques líticos       

observo tus morteros y en agua

agito la ventana del espacio

y en tu  templo

observo tu brillar de Diosa eterna.

 

Piedra

Piedra

Piedra sobre piedra

cuanto de nostalgia cubrirá tu verde

y tu corazón de piedra se hará suave

¡sonqoyay¡ enamorada ñusta

de tu Inca dormido en Huayna Picchu

cuanto de melancolía 

al contemplar al cóndor

en majestuoso vuelo

grandioso emperador del cielo

cuanto de baja tristeza

al ver el paso lento y altivo de la llama

por donde las sandalias del Gran Pachacutec

confirmaron tu grandeza.

 

 

 

 

 

 

 

Machu Picchu

hija del Cusco

que escondes en tus entrañas

el Tesoro de los Incas

telúrico secreto

Ciudad eterna

bella mansión de mitos

brilla en tu grandeza

levanta tu gloria

derrama la energía del Perú eterno

      ahora que eres del mundo

                       que eres de todos

                    por los siglos de los siglos.

                                                      Amen.

martes, 5 de noviembre de 2013

Hoy soy embajador de los mapuches en Israel por Ernesto Kahan © Agosto 2013


En los tambores y en los "Trapalacuchas",

ese pectoral que te distingue, Martina,

en los valles y ríos patagónicos que tu sangre salpica,

en los tejidos eternos que visten mi investidura,

en la sangre y el viento, en la sangre y su lamento...

 

¡Ay, Genocidio!, crimen a tu pueblo.

 

Hoy soy tu embajador,

nombrado por ti, Martina,

nacida en Mencué,

mapuche y niñera, hermana querida.

 

Te robaron la casa,

te rompieron las familias,

te negaron ¡Ay, todo!,

y las tumbas claman en ecos, perdidas

el combatido ser…

 

Hombre - "mapu" - "che" - de la tierra

y otro hermano, hoy

muerto baleado

y ayer, y de sol a sol… ¡Ay, mierda!

 

Y por la dulce mañana – "uùle",

y el "traipi" – sonido de los cantos,

préstame tu bandera para mi embajada,

préstame tu idioma

para gritar en lengua "mapudungun",

préstamelo para hablar de amor y de madre – el "ñuque",

para contar sobre la belleza –"ad-ngüen" de tu tierra

y no olvidar mi deber:

 

Embajador de los mapuches en mi casa, hoy, en Israel.

                                                                                  

Ernesto Kahan nacido en la Patagonia Argentina © Agosto 2013

ECO por Feliciano Mejía De: Himnos de la Tierra (inédito)


La muerte estruja su ganglioma

y un eructo de piedras

crepita, lluvia,

en el asfalto.

No hay sarcófago ni lecho

ni aullido

ni silencio: sólo el pasar del viento...